4 ago 2008

El maullido del gato

No escucho la luz que busca un recobeco en esta guarida. Las ventanas parecen enmarcadas por algún fenómeno celestial. Alguién pretende cruzar mis límites cuando todo sigue en el estado de atrincheramiento de siempre. Esta será la última vez que me envuelva en una espiral que muere los fines de semana y renace los domingos por la noche. Supongo que no habrá fiesta sin crisis en mucho tiempo. No valdrá que me escape a Tokio o a Pekín. Siempre tendré la misma sombra que me amenaza con arma blanca en mano. Y es que no hay mejor polígrafo de la verdad que la sombra. El único que camina conmigo.

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