Flavors of Entanglement

Consuelo de tontos

Siempre que hable

No quisiera perderme entre tanta luz y tanto cartel empapelado,
se vende, compra, escucha, necesitamos,
QUIERO
tomarme un café tranquilo entre los sofás calientes del rincón de la Gran Vía de Bilbao.

Cambiaría tus palabras por las mias, como lo haciamos con los cromos. Rivaldo por Ronaldo. Intentar conseguir el mejor, el más rentable, o el que más perdido por el mundo esté. Metería un "mute" en tu boca y escuchar solo el sonido de alrededor, el grito de la madre a la hija o la gloria de escuchar al camarero dejando los cambios en el cajero. Estar sólo ante el peligro. Desconociendo el existir de un mañana.

Inútil en la paciencia, como en la cama. Inútil en los gustos como en preferencias. Inútil en idioteces e 'inteligenteces'. Un eterno y orgulloso perdedor. Pero siempre que hable, no olvides que te acordarás de mí, aunque sea, para tomar un café por donde nos conocimos.

Uno que no volverá a rezar jamás (nunca digas nunca)

Me siento como un chaval entre algodones de azúcar y piruletas,
saltando sobre una nube con más ganas que sobre una cama.

Y no sólo por la edad,
sino por lo feliz que puede ser uno con tanta tontería.

Losing my religion

Dossier de confesiones

El despelote público, la ruptura con el espejo que me daba la espalda y reflejaba a todo aquél que intentaba verme o a lo mejor, ser visto. La fuerza de levantar las manos y poder protegerte con los puños, ante el mundo que cae encima y te confunde en la oscuridad con su amenazadora sombra. La calculadora de impresiones, con sumas y restas de alcohol y cocaína, pero la misma calculadora de siempre. El bloqueo mental a todo lo que huele a regalo recién desempapelado, a todo lloron que se ahoga en su propio llanto. Bloqueo a todo opresor que calle bocas, a aquellos que quieren matar vidas en el fondo del pozo de la libertad, donde poca agua yace y escasas verdades florecen. El retorno del pasado, la reinstauración de la ambiguedad, la vuelta de la vuelta al cole de El Corte Inglés, la prevalencia de la confusa objetividad. Y busco desde esta ventana para poder unirme a alguien que vea como yo, para formar un grupo, una amistad, un partido, un pensamiento... un no se qué, que me pone. Concluyo que soy un robot más, un estudiado y programado robot más, dibujado por un tipo que entre sus influencias se podría añadir el Doctor Frankenstein. Pero dime algún robot que confiese, me da igual que lo haga en la cama o en la Iglesia. Sólo te pido uno. No creo que lo hagan. Los robots vuelven a tragar todo lo que escupen. Son presos de sí mismos, no presos políticos. ¿Crees que me puedes tratar como a un robot?

Esto también me pone, o al menos me motiva:

Por limpiar mis limpias manos

Cuestión de intentos

Intento, muy de vez en cuando,
salir corriendo.

Para que rompa con los preparados y preparadas, con todas las medidas, con cada uno de los muros que me ahogan en las sombras.

Intento, para ver si me entendeis,
correr saliendo.

Para que cambie alguna ocurrencia, para que las agujas dupliquen o tripliquen su velocidad en el caso de que me sea rentable el sprint. Si no, para qué escapar cuando puedo levitar.

Intento entenderme
porque es muy probable morirse en el intento.
Las voces no viven para siempre y los chorros de tinta no me esperan ni de milagro.

Me paro en el intento, en la estación donde me encontré con mi mundo. En la estación de donde partiré a mi próxima parada, montado en el tren de la esperanza.

Suerte

Entre la marea de gente
ahí por una de las calles frías y tristes,
En los bancos, en las esquinas, entre los gritos de los niños de la escuela, bajo tu gorro...
¡quién sabe dónde buscarlo!

Pero cuando quiere, aparece. Deja un cazo de miel para saborearlo, y nos devuelve el hambre.

Del silencio a la acción como del pensamiento al grito, solo hay un momento. Un riff de guitarra, un movimiento de piernas, de volúmen, de luces... El éxtasis.

Por ahora, lo dejo en manos de la suerte.
Llegará la acción.


"La suerte es como una puta, hoy anda contigo mañana con otro."

Carnaval de Brasil

Complejidad

Tras la delgada línea del vivir y el disfrutar,
cómo serías capaz de hacerte con todo mi sentido
con mala manera y poco hacer de tus conversaciones.

Un cierto punto de desigualdad en facultades me sacude
el "how wonderful life" ya no me vale,
parado en el cruce de caminos,
bajo luces de farolas que apenas alumbran lo que deseo.

Tus ojos me salvan de tormentas
pero poco van a hacer desde ahi arriba para ayudarme en mi minúsculo habitación del infierno.
Eres una salida para mí, una escapatoria a mis límites.

Nicholson desconoce la complejidad, porque hay gente con tanta cara como miedo. No estruja su mente, estruja el de los demás con su palabrería y violencia. Yo soy complejo. Por eso no me dedico a actuar en mi tiempo libre.

La casa por la ventana

Preparado para la guerra, en las trincheras como quien dice.
Fúsil en mano y muchas ganas de disparar.
Lástima por quién le duela. Pena por las lágrimas. Felicidad por el cambio. Por la re/evolución.

Manteniendo el órden de las listas pero sin seguir al General. Matando al pasado y presente, y defendiendo al futuro.

Hay muchas batallas por las que luchar y siempre será el triunfo el punto más alto por alcanzar. Me conformo con la labor y el buen hacer del luchador, la defensa por lo suyo, el amor a sí mismo. El museo está en el espejo y que no me entere de que se haya roto mi reflejo. Que no me entere de que malinterpretes lo que digo.

Que no me entere de que me quieras. De que me mates.

Shine on

Please don't cry...

Preso de mis propias acciones

He aprendido a construir cuatro paredes
donde se rebotan mis voces y mis acciones
y vuelven a mí matándome de lo punzantes que son.

Una celda, un hogar, para que no suene ni pizca de dolor
que todo vaya bien, aunque el fino hilo se haya partido en dos.

Mis palabras en forma de cuchilla, excavan la pared,
comiendo cada trozo de mi mejor protector
mi más íntimo chivato.

Me pudro, me pudro y me pudro aún más.
Lo dice un testigo de su propio surrealismo.

Into the wild