Creo que ya no merece la pena darse la vuelta a ver quien está a tus espaldas.
Hay que girarse demasiado, ¿no creéis?
Y pienso que hay hasta un miedo que no me ayuda en nada.
Un miedo a correr, un miedo a saltar, miedo a actuar,
miedo a HABLAR.
Y ya no me preocupo ni en tomarme mis propias decisiones.
He decidido que pondré como excusa a mi edad.
Sí,
eso de que con los 18 años me averguenzo de todo, bla bla bla...
...
Menudo gilipollas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario