31 jul 2007

Un poco arriesgado


Cual cazador con escopeta en mano,
y cientos de pajarillos y pajarracos a mi alrededor,
incluso algún que otro pajaro en la cabeza.

Recuerdo una plaza de Zaragoza
donde nos imponían cuatro paredes llenas de palomas
volando arriba y abajo,
nublándonos la vista y la orientación,
sin que seamos capaces de ver lo que tenemos delante.

Hay quien te ayuda a recordar en ese mismo instante que detrás de esa cortina de aves, las cosas están más afincadas. No es nada fácil, debo de admitirlo.


Es solo, un poco arriesgado.
Nada más.


No hay comentarios: