Como duelen y qué frías las gotas de la lluvia,
qué sorpresa con el mar tocándome la puerta.
Observo como se mueve el mundo a través de las amarillentas cortinas,
parado en la sombra y montándome mi fiesta particular,
con conos de sombrero y purpurina.
Atiende palacio de hielo:
Cuando vuelva el sol, olvídate de acogerme.
No trataré de esconderme tras estos machacados trapos,
que la luz entre a todos los rincones,
que no quede ni un hueco por alegrar.
Mercy.
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