28 sept 2007

Los dos lados de la pistola

En estos tiempos es cuando me dedico activamente a dibujarme mi propia diana. Se que soy el peor parado cuando abro la boca, pero las necesidades son sobradamente superiores a todo lo demás. Y en vez de fijarme donde colocar la diana, me fijo en los colores con los que quiero pintar.

Un momento más cerca del final y uno más lejos de tu olor, te escribo de este lado de la pistola. Te puedes imaginar todo lo que pasa por mi cabeza cuando te apunto, con el arma bien en alto. Lo defino algo así como un extreñimiento de un nivel mayor al de minutos antes de salir a tocar en un concierto. Vamos, que la pistola se mantiene en alto pero sin quitar el "parkinson" asistido. Veo tu cara con una blancura desafiante, con un frescor que distorsiona mi interpretación del malo de la película.

Piensas que esto se acaba cuando eres el protagonista del otro lado. Con un extreñimiento más avanzado que el que apunta pero ambos igual de callados y ahogados de aguantar la respiración.

El apuntador quiere acabar con el apuntado, mientras que este se caga en su madre. Dos fines distintos. Pero si os fijais en los síntomas que provoca la situación, hasta rozan el parecido. O alguno de los dos se acuerda de la marca y el modelo de la pistola cuando el gatillo está acabando su breve recorrido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dejaré de echarte flores en público para hacerlo por aquí. No cambies nunca Ibon, eres lo mejor y como te dije (aunque no te acuerdes) no hay gente como tu, asi que tengo suerte de haberte conocido. Cuando este instalada en Madrid prometo dejar estas cursiladas, pero entiende que toy en momento despedida. Muak!